Tranvía | Autor: desconocido | Licencia: dominio público
Este período, comprendido entre los años 1903 y 1919, se caracterizó en el aspecto social por la extensión de la educación, el desarrollo de la actividad artística y literaria, y la llegada de nuevos grupos inmigrantes que aceleraron el crecimiento de la población. La sociedad típicamente criolla, con sus hábitos y características, observa una aceptación creciente de las ideas y costumbres provenientes de Europa.
En el aspecto político terminó el período de las guerras civiles que habían ensombrecido gran parte del siglo XIX, y se produjo pacíficamente una transformación de la estructura del país con la creación de nuevas instituciones estatales, una adecuada legislación laboral y la reforma de la Constitución de 1830.
Uruguay vivió un proceso de democratización y modernización política y social que lo colocará en una posición de avanzada en Latinoamérica. Finalizó la etapa del “viejo país criollo” para dar lugar al establecimiento de un modelo urbano. Fue José Batlle y Ordoñez, quien impuso la solución del modelo urbano de país. José Batlle y Ordoñez, popularmente “Don Pepe” en su primera presidencia 1903 – 1907, presentó algunos proyectos de ley; estas iniciativas anticipan las transformaciones que se producirían próximamente. En la segunda presidencia de Batlle y Ordoñez 1911 – 1915, se caracteriza por el empuje reformista que imprimió el Estado en diversos planos: social, económico, político, educativo.
Evolución social
La clase obrera se fue organizando lentamente, enfatizando su reclamo de mejoras en salarios y horarios de trabajo. En la época se trabajaban jornadas de 12 y 14 horas por salarios bajos que, se volcaban en buena parte al alquiler de una habitación o de una casa. En 1885 nació la Federación de los Trabajadores del Uruguay, por influencia de los primeros inmigrantes anarquistas europeos, y se crearon varias “sociedades de resistencias”, que era el nombre que en la época se le daba a los sindicatos obreros. A partir de 1901 el movimiento gremial adquirió un fuerte desarrollo y en 1905 se fundó la FORU (Federación Obrera Regional Uruguaya) de inspiración anarquista. Empezaron a aparecer también los primeros periódicos gremiales y se produjeron los primeros conflictos de importancia.
La cuestión obrera en el Uruguay
Al iniciarse el siglo XX, acompañando el crecimiento de la actividad industrial, comenzó a plantearse la “cuestión obrera” en el Uruguay. Hacia 1911 hubo alrededor de 20.000 obreros en huelga en una población obrera de 40.000 integrantes en Montevideo.
La más importante fue la de los tranviarios que trabajaban de 15 a 16 horas por día; esta huelga motivó la acción solidaria de otros gremios y derivó en enfrentamientos con la policía.
Los obreros reclamaban en general, la reducción de la jornada laboral, mejoras en las condiciones de trabajo y aumento de salarios.
Batlle y Ordoñez, que percibió el alcance de la problemática obrera al entrar en contacto con la realidad europea, trató de evitar el agravamiento de los conflictos con una abundante legislación. Entre estas medidas se destaca:
La ley de 8 horas de trabajo, que el primer proyecto sobre la reducción del horario de trabajo fue presentado en 1905 por los legisladores Luis Alberto de Herrera y Carlos Roxlo, en el que se establecía la jornada de 9 horas.
En 1906 y 1911 envió Batlle y Ordoñez dos nuevos proyectos. Por último, se establecía la jornada de 8 horas para todas las actividades, se prohibía el trabajo a los menores de 13 años y se implantaba un día de descanso cada seis.
En el año 1915 -dos años antes de la revolución bolchevique de Lenin- se aprueba en nuestro país la Ley 5.350, denominada Trabajo Obrero, que en su Art. 1º establece: "El trabajo efectivo de los obreros de fábricas, talleres, astilleros, canteras, empresas de construcción de tierra o en los puertos, ... no durará más de ocho horas".
Iniciábamos el siglo XX con una ley casi revolucionaria para la época. En otras partes del mundo, los trabajadores eran apaleados, reprimidos y asesinados por el solo reclamo de este derecho.
Esta ley no sólo garantizaba mejor calidad laboral y de vida para los obreros, sino que, además, abría y ensanchaba el espacio para más mano de obra: más obreros, más trabajadores incorporándose a la industria y al comercio.
La ley fue aprobada, el día 17 de noviembre de 1915, con algunas modificaciones: un día de descanso cada 7 y un máximo de 48 horas semanales de trabajo.