Erich Fromm 1974 | Autor: Müller-May | Licencia: Creative Commons Reconocimiento-Compartir bajo la misma licencia 3.0 Alemania
Algunos de los tópicos filosóficos que E. Fromm formula en El miedo a la libertad, constituyen una síntesis problemática de lo que desarrolla en dicha obra:
“¿Qué es la libertad como experiencia humana? ¿Es el deseo de libertad algo inherente a la naturaleza de los hombres? ¿Se trata de una experiencia idéntica, cualquiera que sea el tipo de cultura a la cual una persona pertenece, o se trata de algo que varía de acuerdo con el grado de individualismo alcanzado en una sociedad dada? ¿Es la libertad solamente ausencia de presión exterior o es también presencia de algo? Y, siendo así, ¿qué es ese algo? ¿Cuáles son los factores económicos y sociales que llevan a luchar por la libertad? ¿Puede la libertad volverse una carga demasiado pesada para el hombre, al punto que trate de eludirla? ¿Cómo ocurre entonces que la libertad resulta para muchos una meta ansiada, mientras que para otros no es más que una amenaza? ¿No existirá tal vez, junto a un deseo innato de libertad, un anhelo instintivo de sumisión? Y si esto no existe, ¿cómo podemos explicar la atracción que sobre tantas personas ejerce actualmente el sometimiento a un líder? ¿El sometimiento se dará siempre con respecto a una autoridad exterior, o exista también en relación con autoridades que se han internalizado, tales como el deber, o la conciencia, o con respecto a la coerción ejercida por íntimos impulsos, o frente a autoridades anónimas, como la opinión pública? (...)”
El trabajo realizado en la obra mencionada, será el punto de partida de dos de sus obras posteriores, Ética y psicoanálisis y Psicoanálisis de la sociedad contemporánea.
“En ambos libros traté de un mecanismo psicológico específico, en cuanto parecía pertinente al tema principal. En El miedo a la libertad traté principalmente el problema del carácter autoritario (sadismo, masoquismo, etc.). En Ética y psicoanálisis desarrollé la idea de diversas orientaciones del carácter, sustituyendo el sistema freudiano del desarrollo de la libido por otro en que la evolución del carácter se realiza en términos de relaciones interpersonales. En Psicoanálisis de la sociedad contemporánea me propuse desarrollar de un modo más sistemático los conceptos fundamentales de lo que llamo ‘psicoanálisis humanístico”. (Psicoanálisis de la sociedad contemporánea)
“El problema de la libertad está directamente ligado al problema “de la ética, de las normas y de los valores conducentes a que el hombre sea la realización de si mismo y de sus potencialidades” (…)
El camino de la ética humanista “nos lleva a la convicción de que las fuentes de las normas para una conducta ética han de encontrarse en la propia naturaleza del hombre; que las normas morales se basan en las cualidades inherentes al hombre y que su violación origina una desintegración mental y emocional. (…) la estructura del carácter de la personalidad integrada y madura –el carácter productivo- constituye la fuente y la base de la ‘virtud’ y que el ‘vicio’, en último análisis, es la indiferencia hacia sí mismo y la mutilación de sí mismo. Ni la renuncia a sí propio ni el egoísmo sino el amor por uno mismo, ni la negación del individuo sino la afirmación de su verdadero yo humano, son los valores supremos de la Ética Humanista. Si el hombre ha de confiar en valores tendrá que conocerse a sí mismo y conocer la capacidad de su naturaleza para la bondad y la productividad” (Ética y psicoanálisis)
“Rota la relación originaria de la fase pre-humana, el individuo debe tratar de descubrir una nueva posición ante la naturaleza, ante sí mismo y ante los demás. No lo conseguirá mientras no logre darle una finalidad auténticamente humana a la asombrosa libertad en que lo han situado los últimos siglos de adelanto material e intelectual. Porque lo cierto es que el hombre de la moderna sociedad industrial, tanto en los regímenes totalitarios como en las democracias capitalistas, se ha comportado como si tuviera ‘miedo’ a esa libertad y buscara nuevos dioses a los que poder sacrificar los frutos más preciados de sus esfuerzos. Devolverlo a sí mismo, salvarlo de su enajenación, es l a tarea que ha de proponerse el pensamiento actual.” (Psicoanálisis de la sociedad contemporánea)
“Nuestra única alternativa para el peligro del ‘robotismo’ es el comunitarismo humanista. El problema primordial no es el problema legal de la propiedad, ni el de participar en las utilidades, sino el de compartir el trabajo y la experiencia. Deben operarse cambios en la propiedad, en la medida en que sean necesarios para crear una comunidad de trabajo y para impedir que el móvil de la ganancia oriente la producción en direcciones socialmente perjudiciales. Deben igualarse los ingresos en la medida necesaria para dar a todo el mundo la base material de una vida digna, evitando así que las diferencias económicas produzcan una experiencia fundamentalmente distinta de la vida, en las diferentes clases sociales. El hombre tiene que ser reestablecido en su lugar supremo en la sociedad, no siendo nunca un medio, no siendo nunca una cosa para ser usada por los otros o por él mismo. Debe terminar el uso del hombre por el hombre, y la economía tiene que convertirse en la servidora del desenvolvimiento del hombre. El capital debe servir al trabajo, las cosas deben servir a la vida. En vez de la orientación explotadora y acumulativa mercantil predominante en la actualidad, debe ser la orientación productiva el fin al cual sirvan todos los dispositivos sociales” (Psicoanálisis de la sociedad contemporánea)
Otras de sus obras son: El arte de amar, Del tener al ser, La condición humana actual, Y sereis como dioses, El corazón del hombre, Marx y sus concepto del hombre, Psicoanálisis y Religión.