Retrato de Freud | Autor: Max Halberstadt | Licencia: dominio público
“El psicoanálisis es el nombre: 1º, de un método para la investigación de procesos anímicos inaccesibles de otro modo; 2º, de un método terapéutico basado en la investigación de perturbaciones neuróticas; y 3º, de una serie de conocimientos psicológicos así adquiridos, que van constituyendo paulatinamente una nueva disciplina científica” (Sigmund Freud, “Esquema del Psicoanálisis”, Ed. Amorrortu, Bs. As, Argentina)
Cuando apenas tenía tres años, su familia, huyendo de los disturbios antisemitas que entonces se producían en Freiberg, se trasladó a Leipzig. Poco tiempo después, la familia se instalará en Viena, donde Freud residió la mayor parte de su vida. A los 17 años ingresó a la Universidad para estudiar medicina. En 1885, fue designado profesor adjunto de Neuropatología en la Universidad de Viena. A finales del mismo año, recibió una beca del gobierno para estudiar en París junto al neurólogo Jean Charcot, que trabajaba en el tratamiento de ciertos trastornos mentales mediante la hipnosis, en el hospital de Salpêtrière del que era director. Los estudios de Freud con Charcot, centrados en la histeria, encauzarían definitivamente sus intereses hacia la psicopatología, el estudio científico de las enfermedades mentales.
“En 1900, se publica en Viena su obra “La interpretación de los sueños”. Ya era conocido por su trabajo con pacientes graves que no habían encontrado cura a su padecer. Su pensamiento era original y diferente a lo común en el momento, pero además no había muchos tratamientos para aquellas enfermedades que, si bien se expresaban en el cuerpo (parálisis, cegueras transitorias, anestesias espontáneas, tos. Etc.), no tenían origen en enfermedades orgánicas. Por lo tanto los médicos enfrentaban el desafío de tratar los síntomas y comprender la etiología (origen y desarrollo) de dichas enfermedades. Se requería crear conceptos teóricos que explicaran y permitieran diseñar estrategias de cura. S. Freud pensaba que los mismos conceptos debían explicar tanto las enfermedades como la vida sana, aunque no siempre fuera fácil distinguirlas, y que al igual que en el resto de las ciencias naturales, se debían formular hipótesis a contrastar en la práctica” (Adano, Silvia, Enfoques de Psicología, Correlato Editoras, Montevideo, Uruguay, 2007).
En 1902 Freud fue nombrado profesor titular de la Universidad de Viena. El mundo médico todavía contemplaba su trabajo con hostilidad, y sus siguientes escritos, Psicopatología de la vida cotidiana (1904) y Tres ensayos para una teoría sexual (1905), no hicieron más que aumentar este antagonismo. Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, Freud abandonó casi la observación clínica y se concentró en la aplicación de sus teorías a la interpretación psicoanalítica de fenómenos sociales, como la religión, la mitología, el arte, la literatura, el orden social o la propia guerra. Cuando los nazis ocuparon Austria, en 1938, Freud se trasladó con su familia a Londres, donde falleció el 23 de septiembre de 1939. Entre otros de sus trabajos habría que destacar Tótem y Tabú (1913), Más allá del principio del placer (1920), Psicología de masas (1920), El yo y el ello (1923), El malestar en la cultura (1930), El porvenir de una ilusión (1927), Introducción al psicoanálisis (1933), y Moisés y el monoteísmo (1939).