Falkland Islands topographic map | Autor: Eric Gaba (Sting) de la imagen original Image:Falkland Islands topographic map-en.svg | Licencia: Creative Commons Genérica de Atribución/Compartir-Igual 3.0
El problema de la posesión de las Islas Malvinas se remonta muy atrás en el tiempo. Navegantes ingleses y españoles se atribuyeron el mérito de haberlas descubierto.
El primer dato certero proviene del holandés Sebald de Weert, que en 1600 les dió el nombre de islas Sebaldinas con el que se las conoció hasta que unos marinos franceses de Saint-Malo las avistaron a principios de 1700. De ellos deriva el nombre de Malvinas fue el navegante británico John Strong quien descubrió el estrecho que separa las dos grandes islas, al que denominó Falkland Sound, pero no desembarcó ni tomó posesión de ellas.
Una de éstas fue ocupada por franceses en 1764 pero, ante el reclamo del gobierno español, el gobierno francés dispuso que fuera evacuada pos sus súbditos. Desde el 2 de abril de 1765 se estableció un destacamento militar español. A comienzos de ese año navegantes británicos exploraron las islas y se establecieron en el lugar que llamaron Puerto Egmont. En 1770, una expedición enviada desde Buenos Aires los desalojó pero posteriormente el lugar fue devuelto a los británicos por razones formales que no afectaban la soberanía española.
Las negociaciones entre España y Gran Bretaña condujeron al abandono de Puerto Egmont por los británicos en 1774. Desde entonces el archipiélago se mantuvo bajo la soberanía española y desde la proclamación de la independencia argentina, las islas formaron parte del nuevo Estado, que fue reconocido por el gobierno de Gran Bretaña en febrero de 1825, sin formular ningún tipo de reserva respecto de la soberanía sobre el archipiélago.
En 1831 una fragata de los EEUU entró en la bahía de Puerto Soledad y desembarcó sus efectivos ocasionando desmanes en la pequeña población. El 3 de enero de 1833 el capitán James Onslow de la fragata británica Clío desalojó a las autoridades argentinas imponiendo la soberanía británica en el archipiélago. Desde entonces la Argentina utilizó todos los recursos diplomáticos para recuperar las islas.
El 2 de abril de 1982, tres días después de la movilización en la Plaza de Mayo, alrededor de cinco mil efectivos al mando del general Mario Benjamín Menéndez desembarcaron en Puerto Stanley, la capital de las Islas Malvinas, desde entonces rebautizada como Puerto Argentino. Los cuarenta y nueve marines ingleses que conformaban la pequeña guarnición encargada de la custodia del archipiélago fueron capturados y trasladados a Montevideo junto con el gobernador Rex Hunt. El general Menéndez asumió como gobernador de Malvinas. Aunque para la sociedad argentina la toma de Malvinas fue algo inesperado, el plan militar hacia tiempo que se venia analizando.
Gran Bretaña había alertado al gobierno de Estados Unidos cuando la invasión pareció inminente, lo que dio lugar a un infructuoso llamamiento de última hora por parte del presidente estadounidense Ronald Reagan al presidente argentino Galtieri.
El gobierno británico de la primera ministra Margaret Thatcher se enfrentó a una grave crisis política, que provocó la dimisión inmediata del ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington. Margaret Thatcher para mejorar su imagen política decidió liberar las islas y su primer triunfo fue diplomático, pues logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declarara a la Argentina “país agresor” y obtuvo el aval incondicional de EE.UU. y de la Comunidad Económica Europea.
El apoyo latinoamericano a la Argentina fue casi unánime. Nicaragua ofreció tropas; Venezuela, petróleo y Perú, aviones de reemplazo. Solamente el régimen de Pinochet, en Chile, adopté una posición contraria, concediendo a los británicos suministros y bases para unidades de comandos.
Rápidamente se reunió un importante destacamento de fuerzas, formado por dos portaaviones y unos 28.000 hombres. Cuando este destacamento inició su viaje de 8.000 millas hasta el Atlántico sur, se produjo una intensa actividad diplomática por parte del secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) de Estados Unidos, Alexander Haig, el cual trató de convencer a Argentina de que tenía más posibilidades de alcanzar su objetivo aceptando entablar negociaciones diplomáticas, pero al fracasar en sus esfuerzos, el 30 de abril anunció formalmente el apoyo estadounidense a Gran Bretaña.
El 25 de abril, las fuerzas británicas reconquistaron Georgia del Sur. A comienzos de mayo, tras el despliegue del grueso de sus fuerzas en la zona, los aviones de la RAF (Fuerza Aéreas británicas) comenzaron a atacar las posiciones argentinas, en especial la pista de aterrizaje de Puerto Stanley (Puerto Argentino, antiguo Puerto Soledad). Aunque los británicos no lograron expulsar a las fuerzas aéreas y navales argentinas, el submarino nuclear Conqueror provocó el hundimiento del crucero argentino General Belgrano, falleciendo 368 hombres. A continuación, un misil Exocet lanzado por la aviación argentina hundió a un destructor británico, el HMS Sheffield.
Los británicos se prepararon para un desembarco anfibio en la Gran Malvina (una de las mayores islas del archipiélago), una operación militar bastante difícil. Fuerzas especiales reconocieron la isla para determinar las posiciones de las tropas argentinas e identificar los lugares más apropiados para el desembarco. Mientras tanto, la actividad diplomática continuaba, primero a iniciativa del gobierno peruano y, después, del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Javier Pérez de Cuéllar. Una vez más, el gobierno argentino se negó a contemplar la posibilidad de una retirada militar si no se le garantizaba que las negociaciones directas desembocarían en una transmisión de soberanía.
El 21 de mayo, unos días después de que concluyeran los esfuerzos de la ONU, sin que se produjera ningún avance, las tropas británicas desembarcaron en San Carlos (en la Gran Malvina). El desembarco se llevó a cabo con éxito, pero durante los días siguientes no cesaron los ataques aéreos contra los buques británicos que trataban de desembarcar suministros en tierra. Fueron hundidos tres buques de guerra y un mercante, el Atlantic Conveyor, varios helicópteros se perdieron y numerosos aviones argentinos fueron derribados.
El principal combate en tierra, después del desembarco, se produjo el 28 de mayo, cuando un contingente británico formado por 600 hombres derrotó a una guarnición argentina mayor en número en Goose Green (en Malvina del Sur), tras un duro enfrentamiento. Los británicos avanzaron hacia la principal guarnición argentina que estaba situada en la capital, Puerto Stanley (Puerto Argentino), y el 8 de junio se produjo su mayor desastre, cuando el buque de transporte Sir Galahad fue destruido por aviones argentinos en Port Fitzroy.
Poco a poco, mediante ataques combinados de artillería e infantería para acabar con la intermitente resistencia argentina, los británicos tomaron las tierras altas que rodean Puerto Stanley (Puerto Argentino). El 14 de junio, la guarnición argentina, a las órdenes del general Menéndez, se rindió. La Junta Militar que controlaba el poder en Argentina dimitió poco después de la derrota. Las islas fueron fortificadas por los británicos, manteniendo su carácter de colonia, aunque a sus habitantes se les concedió la plena ciudadanía británica.
Bibliografía:
- Rodriguez Muñoz; (1987). José Juan Fernández Reguera. La Guerra de las Malvinas. Buenos Aires: Ediciones Fernández Reguera.
- Burden, Rodney A.; (1988). Malvinas, la Guerra Aérea. Buenos Aires: Ediciones Open Argentina.
- Gonzalo Klappenbach (1992) "Malvinas: el rescate del combatiente". Portal Planeta Sedna.