Charles Darwin | Autor: Elliot & Fry | Licencia: dominio público
A los 16 años, su padre lo envió a estudiar medicina, carrera que a Charles no le interesó en absoluto, a la universidad de Edimburgo, pero allí formó parte de diversas sociedades científicas. Dos años más tarde su padre se dio cuenta que su hijo no sería médico, por lo que entendió que debía estudiar teología.
En 1828 ingresó al Colegio de Cristo, de la Universidad de Cambridge. A pesar de su poca habilidad en matemática e idiomas a los 22 años Darwin era un estudiante alegre, popular y estimado por sus compañeros. Comenzó a realizar investigaciones y estudios biológicos, aprendió entomología, botánica y zoología. Darwin recordaría los tres años en Cambridge como los más felices de su vida.
El viaje del "Beagle" y su pasaje por nuestro territorio
En 1831, cuando regresaba de una excursión junto al geólogo Sedgwick, en el norte de Gales, Darwin recibió una carta del botánico Henslow (el cual había entablado una estrecha relación con Darwin en Cambridge), allí decía: "Se me ha pedido... que recomiende... a un naturalista como compañero del capitán Fitzroy, empleado por el gobierno para que inspeccione el extremo sur de América."
Embarcaron en el puerto de Plymouth el 27 de diciembre de 1831, este día Charles lo consideró "mi auténtico nacimiento".
La costa sudamericana fue bordeada por el Beagle durante tres años realizando varias escalas. Darwin las aprovechó para adentrarse al continente y realizar importantes excursiones. Parte importante del material recolectado lo envió a Henslow.
El Diario del Viaje que escribió Darwin es un importante recurso para conocer cómo vivió su pasaje por nuestro territorio.
El Beagle realiza una escala en Maldonado, Darwin lo describe así:
"La ciudad se halla separada del río por una faja de cerros de arena, de más de kilómetro y medio de ancha; por todas las demás partes la cerca un terreno abierto, con ligeras ondulaciones, tapizado de una capa uniforme de menudo y verde césped, en que pastan incontables cabezas de ganado vacuno, lanar y caballar. (...) después de haber estado prisionero por un tiempo en un barco, hay cierto encanto de sentirse libre, paseando a gusto en ilimitadas llanuras de césped."
En el diario, narra su excursión al río Polanco: "Mis compañeros iban bien armados de pistolas y sables, precaución que creí innecesaria; pero la primera noticia recibida, fue que el día anterior, fue encontrado tendido en el camino, degollado, a un viajero procedente de Montevideo. (…) La primera noche dormimos en una casita de campo retirada, y allí eché de ver el inmenso asombro que producían algunos instrumentos míos, y especialmente una brújula de bolsillo. (…) en cierta casa una joven que estaba enferma en cama envió a rogarme que fuera a enseñarle la brújula. Si grande fue su sorpresa, no fue menos la mía al descubrir tanta ignorancia entre personas que poseían millares de vacas y estancias de considerable extensión. (…) Me preguntaron qué era lo que se movía, si la Tierra o el Sol, y si en el Norte hacía más calor o más frío."
Recorrió Minas, y describió a los gauchos, los que conoció una noche en una pulpería:
… "excesivamente corteses, nunca beben una copa sin invitaros a que nos acompañéis; pero mientras os hacen una inclinación demasiado obsequiosa, parecen dispuestos a degollaros si la ocasión se presenta."
Otras observaciones se relacionan con las bandadas de avestruces, las perdices, diferentes aves, los ciervos, las sierras y su vegetación sorprendiéndose por la escasez de árboles. Se detiene en el tucu- tucu, describiendo su aspecto y hábitos, conservó vivos a algunos.
En Colonia, se sorprendió de una raza de bueyes, llamada ñata, la describe anatómicamente y analiza que sus caracteres peculiares la dejan en desventaja en períodos de sequía en comparación con otras razas, "porque el ganado vacuno común, así como los caballos, se sostienen recogiendo con los labios palitos, y astillas de caña, cosa que los ñatas no pueden hacer bien por no juntarse sus labios".
En la recorrida por nuestro territorio disfrutó del paisaje, "la vista de río Negro desde la sierra era más pintoresca que ninguna otra de las que contemplé en esta provincia."
Charles pudo cabalgar con los gauchos argentinos, sobrevivió a un terremoto en Chile, se sorprendió en las islas Galápagos con las tortugas gigantes y la gran variedad de pinzones, navegó mares tempestuosos, estudió los arrecifes de coral, desenterró fósiles, se hizo grandes y arriesgadas preguntas sobre la vida y tuvo aventuras inigualables.
Al finalizar su diario Charles Darwin rememora lo vivido: "El mapa del mundo deja de ser una hoja muerta, y se convierte en un cuadro lleno de las más diversas y animadas figuras. (…) los continentes dejan de ser considerados como islas, y éstas como meras manchas, puesto que en realidad son mayores que muchos reinos de Europa."
Concluye: "nada tan provechoso para un joven naturalista como el viajar por países remotos." Por lo cual recomienda a los naturalistas a viajar por el mundo, "hallarán con grandísima frecuencia, personas de buenos sentimientos a las que no habían conocido ni volverán a tratar, y que no obstante se apresurarán a ofrecer su desinteresada ayuda."
Teoría de la evolución
En aquella época los hallazgos de fósiles y de restos óseos de animales ya extinguidos se hacía cada vez más frecuente, lo cual ponía en tela de juicio las ideas tradicionales sobre la creación. Además el mismo Darwin, había encontrado fósiles de animales marinos en tierra adentro. El viaje del Beagle y la fauna de las islas Galápagos, el análisis de la mejora de animales domésticos y la selección artificial, hizo pensar a Charles que la selección debía ser la clave de la formación de nuevas especies. Pero no encontraba la forma de explicarlo.
En 1838 leyó un pequeño libro, "Ensayo sobre la población", de Thomas Malthus donde se postula que nacen más niños de los que tienen capacidad de sobrevivir, ya que la producción de alimentos no puede acompañar el crecimiento de la población y que por lo tanto, los que sobrevivan serán los que mejor se defiendan en la lucha por la existencia. ¡Este era el mecanismo que buscaba Darwin!
El 24 de noviembre de 1859 se publicó su gran obra, "El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida", en la que expone su teoría sobre la evolución. Esta teoría hace de la biología una verdadera ciencia, podríamos decir que ocurre una revolución científica, ya que acaba con antiguos paradigmas.
"El hombre aún lleva impresa en su estructura corpórea la huella indeleble de su humilde origen..."
Charles Darwin en el El origen de las especies