Un colectivo de adolescentes comparten sus conocimiento de tecnología con niños, niñas y vecinos de distintos barrios de Montevideo, de manera voluntaria. Desde el portal Uruguay Educa, los visitamos para conocer de cerca la experiencia, qué los motiva y cómo los reciben los participantes.
Tecno verano es una iniciativa que busca despertar el interés y generar un primer acercamiento de los niños a las tecnologías permitiéndoles visualizarla como objeto a manipular y no únicamente de consumo, con una dinámica lúdica. Más de 180 personas, desde los 3 años de edad, han participado de estas instancias en distintos puntos de la ciudad como la Teja, el Cerro, Plaza 25 de mayo, Nuevo París y Santa Catalina. Las locaciones que los recibieron han variado desde clubes de niños, salones deportivos y hasta casas cedidas por vecinos.
El equipo está compuestos por ocho adolescentes, que trabajan en dos subgrupos, y está abierto a quienes estén interesados en sumarse a “aprender juntos”. Muchos tienen el interés de seguir con la docencia, otros con continuar estudiando testing, python e incluso ser ingenieros. Cuentan con el apoyo del grupo de vecinos Uniendo Barrios, ANTEL, CODICEN, INEFOP y CEPT-UTU.
Desde el portal nos acercamos al Club de niños Jesús Isaso, una de las sedes de esta iniciativa. Allí un grupo de unos 20 niños y niñas, que participan de la colonia de vacaciones, recibieron la visita de los adolescentes Juan, Gabriel, Alex, Cristian y Matías, que llegaron cargados con herramientas, torres de PC, laptops de Ceibal, robots Butiá, microbits y muchas ganas de compartir y aprender.
Gabriel Rodríguez, educador el club de niños, nos contó cómo se produjo el encuentro: “hay uno de los chicos, Juan (14 años), que concurrió al centro (cuando lo vimos gigante no lo pudimos creer) y un familiar de él fue el que tuvo el primer acercamiento con Alejandro que es el coordinador el Club. Nos pareció que era una buena actividad para hacer con los chiquilines en verano y así concretamos.”
Los niños tienen entre 5 a 12 años y no habían participado antes de actividades con este abordaje que “los copó desde otro lugar”. Al consultar sobre cómo recibieron a los visitantes Gabriel valoró especialmente que sean pares, “si bien ellos son más grandes, hablan en el mismo lenguaje, se manejan con la misma terminología, los mismos códigos. No es tan formal por decirlo de alguna manera, y me parece que lo ven más cercano. Al ser chiquilines me parece que generan otro vínculo, y que por ahí si ellos tienen alguna duda no les cuesta tanto preguntar, manifestarla y solventarla con ellos(...). A los chiquilines los vimos re colgados, se engancharon con la propuesta, había como diferentes estaciones e iban rotando y probando, estaban muy interesados. La verdad que estuvo bueno.”
Conversamos con Matías -más conocido como Chino, de 17 años que el año pasado cursó informática en Brazo Oriental y este se encamina a terminar el liceo en el Bauzá- sobre cómo ve él la iniciativa, “nosotros lo que hacemos es brindarles nuestros conocimientos a ellos, a los gurises, que aprendan básicamente sobre las computadoras, el butia, el microbit (...) los chicos cada vez están más copados, vienen te preguntan, se copan con la idea de armar computadoras”.
Consultado sobre sus motivaciones, dijo entusiasmado “me gusta reparar computadoras, (...) me gusta ayudar a gurises a comprender un poco más sobre de computadoras. Me encanta hacer lo que estoy haciendo.” Otro elemento que señalaron como fundamental fue la motivación y apoyo recibido por quienes fueron sus docentes, que los aconsejaron en sus primeros pasos con ideas y materiales.
Martina, tiene 9 años y vive en el barrio La Paloma. Nos contó que participa en todos los talleres que puede, “desármanos pc, armamos y estuvimos enseñándoles a las personas microbits”. Ella sueña con ser actriz y con estudiar tecnología.
Los niños el club de niños también nos compartieron sus impresiones sobre la actividad: “me divierte, me gusta y me gustaría hacerlo de grande. Pero no se si hacerlo porque yo quiero ser futbolista”, “me gusta armar y desarmar la torre de la computadora” y “a mi me gustó la parte de los tornillos, los cables, todo eso” fueron algunas de las que más resonaron.
Luego de esta instancia, los adolescentes tendrían otra en la tarde en Teja Tricolor y continuarán por otras sedes por algunos días más.