El pintor Juan Manuel Blanes, en visita a la estancia del Dr. José María Castellanos | Autor: desconocido | Licencia: dominio público
Perteneció a una familia numerosa y de escasos recursos económicos. A los 11 años sus padres lo retiraron del colegio para que aprendiera a trabajar. Luego retomó los estudios y empezó a dibujar. Sufrió la separación de su familia en 1845, cuando ya la ciudad vivía el asedio del ejército de Oribe. La madre se trasladó con Juan y otro hijo varón al campo sitiador. Allí Juan Manuel entró como aprendiz de tipógrafo en la imprenta del periódico El defensor de la independencia americana. Luego de firmada la paz de octubre de 1851, la familia retornó a la capital. Blanes trabajó entonces en la imprenta La Constitución y posteriormente se alistó en la Guardia Nacional. Nunca dejó de dibujar y pintar retratos de conocidos y alegorías de motivos populares.
En el año 1854 montó un taller en la calle Reconquista y trabajó allí como aficionado. Fue entonces que se enamoró de la italiana María Linari de Copello, una mujer casada y madre de una niña. Juntos huyeron a Salto en 1855, cuando ya había nacido su primer hijo, Juan Luis. Desde ese momento, Blanes comenzó a hacer retratos por encargo para ganarse la vida.
En 1856 se radicó en Concepción del Uruguay, población entrerriana, invitado por el presidente Urquiza. En cuatro meses pintó las batallas que lideró el jerarca argentino. En 1857 nació el segundo de los hijos de Blanes, Nicanor. Tres años más tarde, el artista obtuvo, del gobierno uruguayo, una pensión para estudiar en Italia. Este hecho cambiará su vida, porque le permitirá su realización profesional. Es así que en 1861, con su familia en un velero, cruzó el Atlántico.
Ya instalado en Europa, en la ciudad de Florencia fue discípulo del pintor Antonio Ciseri. En 1864 regresó a Montevideo. Pintaba cuadros por encargo y retrataba políticos y militares como Urquiza, Flores y Solano López.
Su obra más importante fue realizada entre los años 1865-1879. A este período pertenecen los cuadros de episodios históricos: El asesinato de Flores, Episodio de la fiebre amarilla y el Juramento de los Treinta y Tres. También en este fructífero período se ubican las pinturas de tema gauchesco: La taba, Atardecer, Yerra, Los tres chiripás, entre tantos otros, y los famosos retratos de su madre y de Besnes e Irigoyen.
En 1879 quiso que sus hijos Luis y Nicanor se formasen en las artes plásticas, y para eso se trasladó nuevamente a Italia. Comenzó entonces a pintar La batalla de Sarandí.
El artista regresó nuevamente a Montevideo en 1893 y puso su obra al servicio del dictador Santos. En este mismo año realizó el famoso Retrato de Doña Carlota Ferreira. Los vínculos sentimentales que entabló con esta mujer produjeron un trastorno en el ámbito familiar, ya que su hijo Nicanor se fugó con ella a Buenos Aires y allí se casó. Ese matrimonio se anuló al poco tiempo y Nicanor regresó a Montevideo.
En 1889 murió María Linari, la esposa de Blanes. Un año después, el gran pintor viajó a Europa con su hijo Nicanor para reunirse allí con su otro hijo, Juan Luis.
Dos años después, Blanes regresó solo. Pintó: Retrato de Artigas en la Ciudadela, Roca ante el Congreso Argentino, Altar de la patria, Alegoría del golpe de Estado. Su hijo Juan Luis murió en forma trágica en un accidente y Nicanor desapareció en Italia. En mayo de 1898, Blanes salió en búsqueda de su hijo acompañado por Beatriz Manetti, su amiga y modelo. Nunca logró encontrarlo. En 1901, en Pisa, en casa de la familia Manetti, inmerso en una profunda tristeza, Juan Manuel Blanes falleció.
El 29 de junio de ese mismo año sus restos fueron repatriados, y aunque una multitud asistió al entierro, no recibió honores oficiales.
Referencias bibliográficas:
- Fernández Saldaña, José: Juan Manuel Blanes. Su vida y sus cuadros (1931). Montevideo, Impresora Uruguaya.
- Peluffo Linari, Gabriel: Historia de la pintura uruguaya. Tomo 1. (2000, tercera edición). Montevideo, ediciones de la Banda Oriental.