Lanzamiento del Sputnik 2

Luego del éxito del lanzamiento del Sputnik 1, mediante el cual un mes antes la antigua Unión Soviética había logrado situar en órbita alrededor de la Tierra el primer satélite artificial, surgía la posibilidad de enviar un nuevo Sputnik.
Estampilla rumana de 1959 con la imagen de Laika

Este nuevo vehículo casi no tenía novedades en su diseño con respecto al Sputnik 1, por lo que los soviéticos se esforzaron en realizarle alguna innovación. Su nueva idea era llevar un primer ser vivo al espacio, lo cual aseguraría a la agencia espacial soviética en su puesto de primera potencia espacial del planeta, sitial que confrontaba con EEUU.

De esta forma decidieron lanzar al Sputnik 2 con una pasajera, una perra llamada Laika, que se transformó en la heroína de esta misión. Viajaba en una cabina acolchada en la que podía estar acostada o en pie, mientras unos electrodos monitorizaban sus señales vitales tales como su presión sanguínea, su ritmo respiratorio y cardíaco.

En ese compartimento se generaría el oxígeno suficiente para que Laika respirara, mientras que el dióxido de carbono y el exceso de agua eran eliminados. La intención era mantener a Laika con vida la mayor parte del tiempo posible, para lo cual existía un sistema de alimentación en el que se le brindaban una serie de pequeñas porciones de alimento altamente calórico. Se le vistió con un corsé especial de forma tal que Laika pudiera realizar sus necesidades fisiológicas sin ensuciar la cabina, ya que contenía un receptáculo para almacenar su orina y sus deposiciones sólidas.

Seis días después del lanzamiento, el Sputnik 2 agotó sus baterías y cesó la transmisión de datos, convirtiéndose en un simple trozo de metal dando vueltas alrededor de la Tierra. Continuó realizando órbitas cada vez más bajas y cercanas a la superficie terrestre, hasta que finalmente el 14 de abril, luego de 162 días en órbita, se produjo la reentrada en la atmósfera, incinerándose y destruyéndose debido a la fricción.

El gobierno ruso de la época afirmaba que Laika permaneció con vida durante casi una semana, aunque años después, tras la desaparición del antiguo bloque soviético, se reveló que apenas pudo mantenerse viva durante seis horas.

El problema fue que falló el sistema de control térmico de la nave, haciendo que la temperatura dentro de la cabina se elevara a más de 40 grados centígrados. Se sumó también el enorme estrés al que la pobre perrita fue sometida debido al miedo que le produjo el tremendo ruido durante el lanzamiento, así como también por las vibraciones al momento del despegue del cohete que lo transportaba.

Pese a que el Sputnik 2 no estaba diseñado para volver a la superficie terrestre, en aquel momento Moscú había afirmado que pasada una semana Laika descendería a la Tierra, primero en su cápsula espacial y luego en paracaídas. Este hecho provocó que muchas personas estuvieran pendientes de su regreso, produciéndose algunos hechos insólitos en diferentes partes del mundo. Por ejemplo en Santiago de Chile, unos habitantes de la ciudad vieron descender a un perro en paracaídas, la gente convencida de que se trataba de Laika salió en masa para ver su aterrizaje. Fue entonces cuando comprobaron que en realidad se trataba de un macho y todo había sido un montaje.

Realizando un balance de los aportes que la misión había logrado, además de suministrar datos acerca del comportamiento de un organismo vivo en el medio espacial, lo que más se destaca es la detección del cinturón de radiación más externo de la Tierra, situado al norte en altas latitudes. Sin embargo, pese a la importancia de dicho descubrimiento su trascendencia pasaría desapercibida hasta misiones posteriores, cuando el satélite americano Explorer I realizó unos experimentos diseñados por Van Allen orientados a medir la radiación estelar.

Sin embargo Laika ha sido la más recordada en esta misión y su imagen perdura en innumerables sellos de diferentes países que le rinden homenaje. Existe una placa que recuerda a los cosmonautas caídos en donde aparece Laika representada entre las piernas de uno de ellos. En el Monumento a los Conquistadores del Espacio en Moscú, Laika y Lenin son los únicos personajes que se pueden reconocer por su nombre. También Laika aparece en numerosas obras literarias y se convirtió en fuente de inspiración para grupos musicales del mundo entero.