Revolución Rusa

El 7 de noviembre de 1917 soldados y obreros del partido bolchevique tomaron los puntos vitales de la capital de Rusia, Petrogrado, derrocaron al gobierno provisional ruso e instauraron el primer Estado socialista del mundo.
Fotografía de soldados apuntando con su arma a un punto fuera de la imagen.

Revolución rusa | Autor: desconocido | Licencia: dominio público

Este acontecimiento fue el punto culminante de la también llamada “Revolución de octubre”.

El historiador inglés Eric Hobsbawm sostuvo que “Las repercusiones de la revolución de octubre fueron mucho más profundas y generales que las de la revolución francesa, pero si bien es cierto que las ideas de ésta siguen vivas cuando ya ha desaparecido el bolchevismo. Las consecuencias prácticas de los sucesos de 1917 fueron mucho mayores y perdurables que los de 1789. La revolución de octubre originó el movimiento revolucionario de mayor alcance que ha conocido la historia moderna.” 1

Para analizar este acontecimiento es necesario en primer lugar examinar la situación del imperio ruso en las últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX. El 80 % de la población rusa se componía de campesinos que vivían en la miseria, sin educación y en pésimas condiciones sanitarias. La mayor parte de la tierra se encontraba en manos de terratenientes pertenecientes a la nobleza o a la iglesia. En las ciudades se había iniciado un proceso de industrialización, desde la década de 1880,  que se concentró en algunas zonas cercanas a las fuentes de materia prima. En 1914 había 2.7000.000 obreros que, al igual que en otros países europeos, eran explotados con jornadas de 15 horas, a pesar de que la ley había fijado la jornada laboral de 10 horas.

En el aspecto político, existía un régimen autocrático donde predominaba la voluntad del monarca. Este poder era ejercido a través de una burocracia centralizada, el ejército y la policía secreta. El imperio se extendía sobre distintos pueblos a los que se les había aplicado una política de rusificación mediante la imposición de la religión ortodoxa, el idioma y la educación rusas.

De todas formas existía un movimiento opositor, integrado por sectores de la burguesía y la nobleza liberal, así como partidos de orientación socialista. Entre estos últimos se destacaban las dos facciones más importantes de orientación marxista, los mencheviques, partidarios del cambio gradual, y los bolcheviques que proponían la adopción de medidas radicales. El líder de los bolcheviques era Vladimir Lenin y se encontraba exiliado.

En 1914 Rusia entró en la primera guerra mundial con un ejército mal entrenado y equipado. Este sufrió más de 1.400.000 bajas, hasta 1917, y numerosas derrotas. Las condiciones antes mencionadas unidas a la escasez de alimentos provocaron numerosas huelgas en la capital y otras ciudades en febrero de 1917. Las movilizaciones obreras recibieron el apoyo de los soldados destinados a reprimirlas. Esta situación hizo que el zar abdicara el 15 de marzo y se conformara un gobierno provisional integrado por miembros de la burguesía y parte de la nobleza. Este gobierno era apoyado por los mencheviques pero debía compartir el poder con los soviets o comités de obreros y soldados que se habían formado en la mayoría de las ciudades y controlaban fábricas y otros servicios esenciales.

En abril de este año Lenin regresó del exilio y comenzó una activa campaña de oposición al nuevo gobierno a raíz de su decisión de continuar con la guerra. También emprendió una campaña para reorganizar al partido bolchevique, aumentar el número de miembros  y controlar los soviets.

El enfrentamiento con el gobierno provisional, que no tenía tropa en la capital que lo obedecieran, tuvo su punto culminante en la noche del 6 al 7 de noviembre (24 – 25 de octubre según el calendario juliano) cuando obreros armados con el apoyo de la guarnición de la capital y marineros del acorazado “Aurora” controlaron las principales instituciones de la capital. La sede del gobierno fue asaltada y muchos ministros arrestados.

El nuevo gobierno tomó una serie de medidas revolucionarias como: transferir el poder a los soviets (por lo que comenzó a se denominado soviético), abolió el derecho de propiedad privada sobre la tierra y elaboró una propuesta para entablar negociaciones de paz.

Se inició así otra etapa en la vida de Rusia, con la formación de un nuevo Estado, la U.R.S.S., que se disolvió en 1992 pero que tuvo una influencia decisiva en buena parte del siglo XX.

Referencias bibliográficas

(1) Hobsbawm, E. J. Historia del siglo XX, Editorial Crítica, Buenos Aires, 1998.