Día nacional del Candombe

Desde el año 2006 se conmemora el 3 de diciembre en Uruguay el "Día nacional del Candombe", Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este día significativo recuerda el 3 de diciembre de 1978, última vez que los tambores afrouruguayos sonaron en el conventillo "Mediomundo" debido a su desalojo y demolición por la dictadura cívico militar del país.
Cuerda de tambores

Desde mediados del siglo XVIII América se tiñe con el estigma de la esclavitud propiciada por los colonos dominadores. En esta época arriban a sus territorios numerosos contingentes de africanos en condiciones indignas, arrancados de sus medios culturales, desvinculados de sus entornos sociales y familiares. Sin embargo la nobleza de estos grupos humanos superó toda forma de rencor étnico, se adaptó a los distintos hábitats del continente, participó en sus procesos de independencia abrazando la idea de libertad y contribuyendo a forjar las nuevas ciudadanías e identidades y colaborando con los distintos acervos artístico-culturales regionales. A este hecho se suma la valiosa supervivencia de la memoria y el espíritu de re crear su cultura ancestral, entre la que se destaca su música, su ritmo, su decir, con una impronta singular y única que se diversifica en una pluralidad de géneros y estilos en las distintas Américas.
Nuestro país albergó numerosos africanos de diverso origen durante la época colonial que conformaron un crisol de aportes culturales dando lugar a la cultura afro uruguaya, en la que la música desempeña un rol destacado siendo el candombe su expresión más genuina. El candombe, descendiente directo de las culturas africanas llegadas a Uruguay, es a la par de otros géneros afroamericanos, el resultado de la resistencia pacífica de los africanos esclavizados primero y de sus descendientes después; los primeros defendiendo como baluarte la libertad y los últimos reaccionando contra el racismo y la discriminación en favor de una integración cultural y social donde la resiliencia, al decir de Elizabeth Ramírez (directora del Coro Afrogama), es la mejor apuesta.

Bajo la denominación de candombe se presenta la expresión musical de los tambores afro uruguayos, la danza y el canto en su manifestación popular. Sin embargo el ritmo sincopado, con "ostinatos" y cíclico de este género afrouruguayo ha inspirado obras de compositores uruguayos de música académica como el "Candombe" de Camilo Giucci, "Tamboriles", de Luis Cluzeau Mortet y el "Candombe" de la "Suite según Figari" de Jaurés Lamarque Pons. También ha sido adoptado por cantautores populares: Ruben Rada, "Los olimareños", Alfredo Zitarrosa, Jaime Roos, entre otros.

El 30 de setiembre de 2009 el comité de la Unesco reunido en Abu Dhabi declaró el candombe como patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por su valor como "espacio sociocultural" y por ser una "práctica comunitaria". Anteriormente en el año 2006, la Ley 18059 había declarado el 3 de diciembre (aniversario del desalojo del coventillo Medio mundo) como el Día del Candombe; este logro fue producto de la iniciativa del diputado Edgardo Ortuño, único legislador afro descendiente en ese momento.

"Originalmente practicado por los afro descendientes, el candombe ha calado en la sociedad uruguaya que lo ha incorporado y lo vive como uno de los elementos culturales de su identidad. En los últimos años ha ido creciendo como expresión de la cultura nacional, practicándose el toque de tambor frecuentemente en barrios y ciudades, donde su sonido incorporado al paisaje urbano, constituye un factor de integración social y crisol de razas, con un impresionante potencial para contribuir a  la superación de la discriminación y el racismo, desde la valoración de la diversidad cultural como un capital colectivo al que mucho han apostado los afrodescendientes." (Sergio Ortuño 2009, "El tambor y sus voces", Ed. Zonallibro, Montevideo).

A los diversos festejos que se están realizando se suma la reciente inauguración de la Casa de la Música Afro uruguaya, relevante reconocimiento a un valioso legado y a una valiosa tradición que se retroalimenta y vivifica constantemente, que nos recuerda en su arte generoso la aceptación de la igualdad de todos hacia todos.

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