Nace Friedrich Nietzsche

“Una cosa soy yo, otra cosa son mis escritos. –Antes de hablar de ellos tocaré la cuestión de si han sido comprendidos o in-comprendidos. Lo hago con la negligencia que, de algún modo, resulta apropiada, pues no ha llegado aún el tiempo de hacer esa pregunta.
Retrato de Friedrich Nietzsche

Retrato de Friedrich Nietzsche | Autor: Gustav Schultze | Licencia: Dominio público

Tampoco para mí mismo ha llegado aún el tiempo, algunos nacen póstumamente. – Algún día se sentirá la necesidad de instituciones en que se viva y se enseñe como yo sé vivir y enseñar; tal vez, incluso, se creen entonces también cátedras especiales dedicadas a la interpretación del Zaratustra. Pero estaría en completa contradicción conmigo mismo si ya hoy esperase yo encontrar oídos y manos para mis verdades; que hoy no se me oiga, que hoy no se sepa tomar nada de mí, eso no sólo es comprensible, eso me parece incluso lo justo. […] En última instancia nadie puede escuchar en las cosas, incluidos los libros, más de lo que ya sabe. Se carece de oídos para escuchar aquello a lo cual no se tiene acceso desde la vivencia. […] Quien ha creído haber comprendido algo de mí, ése ha rehecho algo mío a su imagen – no raras veces le ha salido lo opuesto a mí…” (pág. 55 – 57, Ecce homo)

A fin de conmemorar un nuevo aniversario del nacimiento del filólogo de Basilea queremos hacerlo a través de algunas apreciaciones de nuestro filósofo, Vaz Ferreira, respecto a las ideas más difundidas, a su sentido crítico, a los “sentimientos hondos y nobles y todavía (más, a) la genialidad en el pensamiento y la belleza de la forma.”

Vaz Ferreira se pregunta: ¿cómo se debe leer a Nietzsche? ¿cuál es el mejor uso de Nietzsche y cuál es el mejor Nietzsche?

“Por más que en extensión, y por la repetición frecuente, podría parecer que lo importante de Nietzsche sean sus ideas sistemáticas sobre la dureza, sobre el dominio de unas clases por otras, sobre los ciclos históricos, etc., etc.; en realidad, todo eso tanto, desde el punto de vista de su originalidad como de su valor, es lo más insignificante de su obra.” (pág. 21)

“La riqueza, sin igual, de la obra de Nietsche, es otra: está en ideas, en sentimientos, en las sugestiones y en su psiqueo inclasificable, que constituyen la más valiosa parte, y que hay que buscar sobre todo en los libros compuestos de pensamientos o fragmentos sueltos, no subordinados a ninguna idea directriz ni a composición (aunque se encuentra también abundantemente en las obras que quisieron ser sistemáticas).” (pág. 20)

“Ya que hemos de resumirlo, pues, imaginémoslo de otra manera; representémonos a Nietzsche como un productor de fermento intelectual. (…)
Su valor fermental es riquísimo; y de índole casi única. Era Nietzsche un espíritu intuitivo e instintivo, casi impulsado  a producir y a pensar por una especie de necesidad mental inconsciente. Y su pensamiento se parece un poco al del sueño; es una especie de semidelirio. Acabó, por lo demás, en el delirio completo. (…) La condensación de pensamiento y de sentimiento, y de otro  psiqueo inclasificable, en sus aforismos, suele ser milagrosa. Y, sobre todo, parece que coloreara las cosas; que las hiciera percibir como si no hubiera costumbres… Es difícil dar idea de eso. Cuando despertamos de un ensueño, nos disponemos a veces a narrarlo, y notamos, o ya sabemos de antemano, que nuestra narración no producirá sobre los demás la impresión de terror, o de dolor, o de beatitud, o de algo innombrable, que en nosotros acompañaba al ensueño. Pues bien: si hay algo que dé un poco de ese efecto, alguien que haga sentir de un modo más coloreado, más caliente, que la manera como sentimos en nuestra vida habitual, es (cierto) Nietzsche.” (pág. 22)

“Tomando a Nietzsche como yo creo que es mejor, esto es, considerando cosa secundaria en él sus ideas sistemáticas; utilizándolo, sobre todo, como fermento intelectual o afectivo, para hacer pensar o sentir, sea por acción directa, o inversa, o más complicada, no sólo conocemos y utilizamos al mejor Nietzsche, sino que somos más verdaderos y justos, ya que su persona real correspondía en el fondo a esa parte superior de su obra, y no a la que está actualmente sirviendo de lema o de bandera a tantas tendencias inferiores o desarregladas.” (pág. 23)

“Anticipo mis conclusiones: supongamos un fabricante de levadura que hubiera sabido producirla de una calidad superior, casi única y que al mismo tiempo con esa levadura hubiera querido hacer vino y le hubiera salido malo, agrio, tóxico. De él deberíamos utilizar la levadura fecundísima para hacer cada uno vino a nuestro modo. El que él fabricó es secundario.” (O más bien, el mensaje que difundieron de él sus “discípulos” y seguidores, enemigos y amigos, es lo que debiéramos desechar.) (pág. 25)

“Llanamente, pues, quiero decir que hay que tratar a Nietzsche y utilizarlo como un fermento para pensar…” (pág. 32)
“La popularización de este filósofo nos lo presenta como una especie de teórico de la dureza, de la crueldad y de la violencia. Entre tanto, no sólo tienen en su obra elementos de riqueza incomparable, sino que ha sido mucho más que precursor de algunas de las tendencias más fecundas del pensamiento moderno…” (pág. 67)


Algo de su biografía
Friedrich Nietzsche nació en Prusia en 1844. En 1870 es nombrado profesor de filología clásica en Basilea. Abandona el cargo por grave enfermedad en 1878. Durante el período mayor de su producción literaria vive entre Sils-María, la Riviera y diversas ciudades de Italia y Alemania, hasta 1889; casi siempre solitario y sufriendo múltiples recaídas, rodeado a veces de escasos amigos y discípulos. Muere 1900, luego de un pasaje por una clínica psiquiátrica a raíz de una profunda depresión nerviosa.

Bibliografía:
Vaz Ferreira, C., Tres filósofos de la vida. Nietzsche, James, Unamuno, Ed. Losada, Bs. As. 1965.
Ferrater Mora, J., Diccionario de Filosofía, Ed. Ariel, España, 1994.
Nietzsche, F., Ecce homo, Ed. Alianza, España, 1993.
Nietzsche, F., Así habló Zaratustra, Ed. Alianza, España, 1993.